El redondo: es una de las piezas clásicas en los asados, de buena forma, tierno, jugoso, posee poca grasa y casi no presenta nervios. Si la asamos como se debe, obtendremos una carne magra y muy blanda que con toda seguridad triunfará entre tus invitados y familia.

Entrecot de lomo: este es un corte de una gran calidad, es conocido por ser muy jugoso y tierno. Lo recomendable es asarlo sólo adobado con sal y algunas hierbas frescas como perejil, albahaca, tomillo, orégano y un poco de ajo para resaltar todos los sabores.

Chuletón: este es uno de los cortes preferidos para los amantes del asado y se considera como gourmet. La diferencia entre este y el entrecot es que en el chuletón se conserva el hueso y al asarlo este le proporciona mucho sabor.

Solomillo: por la zona donde se encuentra, este corte es muy tierno y tiene poca grasa. Se divide en cabeza, centro y punta, de la cual sale el corte filet mignon, con el centro se obtiene el tournedó y con la cabeza el chateurbriand, un asado delicioso y muy completo.

Lomo bajo: ofrece una carne muy jugosa, tierna y magra. En otros países se asa a temperaturas muy altas para obtener una cobertura tostada y en el centro suave y jugoso.

Lomo alto: es la parte del lomo que esta entre la aguja y la última vértebra dorsal. Este corte sin hueso es perfecto para asados, a pesar que no tiene hueso, conserva su jugosidad al ser cocinado a fuego alto.